Últimamente la vida no me da un respiro, pero hoy, al levantarme..... me he trasladado de un golpe al pasado para recordar esas mañanas de pascua en las que me solía despertar un maravilloso olor a canela y vainilla.
Mi madre (fuera pascua o no, todo sea dicho) de vez en cuando me daba la sorpresa de tener preparada una fuente entera de apetitosas torrijas.
Me gustan tantísimo que hasta una vez ¡tuve que ir al hospital por un empacho! pero aún así, sigo comiendo este manjar tan estupendo.
Como sabéis de otras entradas, yo cocino sin lactosa y este plato no va a ser menos, pero os aseguro que no cambia para nada el sabor, siguen saliendo riquísimas.
Ingredientes:
Pan (mejor del día anterior) puede ser sin gluten para intolerantes o de molde si se desea.
Leche, que puede ser de avena como en este caso, soja, sin lactosa......
Huevos. Para alérgicos no se si existe algún sustituto pero igual con leche entera sólo ya se fríen bien.
Extracto de vainilla.
Azúcar.
Canela.
Una buena cantidad de aceite de oliva para freir.
Preparación:
Se prepara en un plato hondo, la leche (en este caso Alpro avena) con una cucharada de azúcar, un poco de canela y una cucharadita de café de extracto de vainilla, yo usé vahiné pero se puede usar vainilla en polvo o azúcar vainillado si se desea.
En otro plato batimos el huevo.
Ponemos una sartén con el aceite a calentar, si es el primer uso yo suelo poner una cascarita de naranja o un trozo de pan para que no le de un sabor muy fuerte.
Cortamos el pan en rodajas y las empapamos en la leche. Cuidado aquí que si el pan es blando se deshace y si es de molde es mejor cortarlo a la mitad para manejarlo mejor.
A continuación se pasan por el huevo y se ponen a freír por ambos lados, una vez fritas se les añade más azúcar y canela.
¡Y listas para desayunar!
Existen a su vez muchas variedades, hay quien les pone al final sólo almíbar, otros las bañan en miel, con vino tinto y azúcar..... todo es cuestión de ir probando, personalmente me quedo con el sabor de siempre..... ¡y "santas pascuas"!
